Según los datos facilitados por el Estado indio, de las aproximadamente 1.100 millones de personas que habitan el país, y teniendo en cuenta las proporciones demográficas habituales hombre-mujer, “faltarían” 50 millones de mujeres. Entre las razones de esta “merma” femenina se encuentra la discriminación que las mujeres sufren durante todas las fases de su vida: los abortos selectivos y asesinatos por género, las muertes por dote, los suicidios forzados de viudas...
India es un país no solamente jerarquizado por castas, sino también por sexo, en el que el patriarcado está arraigado en las mentalidades de hombres y mujeres y contra el que no es fácil luchar. Sin embargo, existen agrupaciones de mujeres que no se resignan a su marginación y que combaten esta injusticia. Reivindican sus derechos más cotidianos frente a sus familias (propias y políticas); salen a la calle y se manifiestan cada vez que se sospecha que una mujer ha sido asesinada; participan en redes nacionales e internacionales; intentan incidir en la política, en los medios de comunicación... Una de las muestras del empoderamiento de las mujeres indias es que en 2007 Pratibha Devisingh Patil fue elegida la primera presidenta de su historia.