El cuerpo además del componente físico, con todas sus potencialidades y limitaciones, tiene un componente producido culturalmente. Se establece qué es normal y qué no, qué es salud y qué enfermedad. Pero, por suerte, estas construcciones se pueden modificar.
Los movimientos y luchas sociales que tratan la diversidad funcional trabajan para modificar el discurso categórico impuesto. Romper con la designación "dependientes" y "discapacitados/as" ha consistido su primer hito. Además, han hecho de la diversidad un valor a reivindicar políticamente para exigir las condiciones que permitan a todas las personas desarrollar su proyecto de vida. Denuncian cómo las autodenominadas "sociedades de bienestar" son aún incapaces de acoger las diferencias, dificultan la autonomía, debido a su organización desde criterios de autosuficiencia y productividad. Por otra parte, reclaman el reconocimiento de la interdependencia inherente a todas las personas, pues la vida comprende periodos puntuales de dependencia: la infancia, enfermedad, vejez, etc. Los cuidados y la ayuda mutua resultan indispensables para que cualquiera pueda desarrollarse como persona. Y todas, también aquellas con diversidad funcional, deberían poder ver garantizado el respeto del modo en que desean ser cuidadas.
Film: Gabrielle