El 25 de enero de 2011 comenzaron en Egipto las revueltas de la plaza Tahrir. La juventud, movilizada a través de redes sociales, y una población hastiada por la corrupción, la pobreza y la falta de libertades consiguieron que, el 11 de febrero de 2011, Hosni Mubarak renunciara a la presidencia, tras 30 años en el poder.
En 2012 se celebraron las primeras elecciones transparentes en la historia de Egipto, de las cuales salió vencedor el considerado islamista moderado Mohamed Mursi, en segunda vuelta y con solo el 51% de los votos. Su Gobierno, apoyado por la Hermandad Musulmana, no llegó a consolidarse. Las protestas se recrudecieron hasta que, el 3 de julio de 2013, el Ejército dio un golpe de Estado, y alzó como presidente a Abdulfatah Al-Sisi. En junio de 2014 se celebraron nuevas elecciones presidenciales y Al-Sisi consolidó su cargo.
Han pasado más de seis años del inicio de las denominadas Primaveras Árabes, y Egipto sigue sumido en una gran inestabilidad política y social, con la población polarizada entre una juventud urbana y tecnológica que reclama más modernidad y las posturas más conservadoras defendidas por sectores más envejecidos y rurales.
Película: Clash