Cuando se produce una violación, agresión o abuso sexual parece obvio que quien la ejerce sea considerado único culpable.
Sin embargo, en numerosas ocasiones, el sistema judicial, policial o asistencial y la propia sociedad, fruto de los estereotipos de género y parámetros patriarcales y machistas generalizados en todas las culturas, responsabilizan, cuestionan e incluso culpabilizan a la víctima.
De esta forma, se produce una revictimización que añade más dolor a las personas que sufren estos ataques sexistas contra su libertad sexual. En su inmensa mayoría, mujeres.
Quienes denuncian, muchas veces, se enfrentan a que sus vidas sean expuestas y sometidas a un juicio público, lo que precisamente no ayuda a que se haga justicia y se repare a las víctimas.
Es necesario que exista una verdadera repulsa social hacia lo que se denomina “cultura de la violación” y violencia contra la mujer como arma de guerra, como tortura, como abuso de poder y sometimiento.
Según datos de Amnistía Internacional, una de cada cinco mujeres en el mundo será violada a lo largo de su vida.
Película:Beauty and the Dogs