Nelson Mandela pasó más de 27 años en prisión tras ser sentenciado a cadena perpetua en el juicio de Rivonia, que adoptó el nombre de la zona en la que fueron arrestados 19 líderes del Congreso Nacional Africano (CNA).
A pesar de que Mandela fue la cara visible del movimiento contra la segregación racial y el supremacismo blanco, la lucha contra el apartheid en Sudáfrica fue un esfuerzo colectivo. Otros activistas, junto al carismático Madiba, también se enfrentaron a la petición de pena de muerte, en un proceso en el que fueron acusados de conspiración y sabotaje contra el Gobierno.
El 21 de marzo de 1960, en Sharpeville, gueto para personas no blancas, la policía disparó contra una multitud concentrada frente a la comisaría para quemar los pases que las personas negras debían portar y con los que se controlaban sus movimientos. 69 personas murieron y otras 100 resultaron heridas en aquella protesta pacífica. La reacción fue más manifestaciones, huelgas y boicots. El Gobierno declaró el estado de emergencia e ilegalizó el CNA. Casi veinte mil personas pertenecientes a asociaciones africanas fueron encarceladas después de la masacre de Sharpeville.
La matanza saltó a las portadas de los diarios internacionales. Y seis años después, en su recuerdo, la Asamblea General de Naciones Unidas estableció el 21 de marzo como el Día Internacional para la Eliminación de la Discriminación Racial.