Vulnerabilidad del sector laboral de las cuidadoras

La crisis de la Covid-19 ha puesto en evidencia, entre otras cosas, lo que desde el feminismo venía denunciándose desde hace años: el poco valor social y económico que se atribuye al cuidado, siendo como es, esencial para el mantenimiento de la vida. El capitalismo neoliberal ha desplazado el valor de los cuidados, anteponiendo el capital y el beneficio al sostenimiento de la vida, mercantilizándola.

Lo vemos en la actual reforma laboral española, que deja desprotegido al sector de empleadas del hogar y cuidadoras, uno de los más precarizados y feminizados. Integrado por un 33% de mujeres migrantes en situación irregular, el resto de las trabajadoras de este sector que cotizan a la Seguridad Social (400.000) lo hacen en un Régimen Especial muy cuestionado. De hecho, ha sido recientemente calificado de discriminatorio por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), porque niega poder cobrar el paro a las empleadas domésticas que quedan en desempleo.

Somos seres interdependientes. En el Estado español un millón y medio de personas necesitan asistencia domiciliaria. La Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales estima que las auxiliares de ayuda a domicilio son 150.000. En este servicio de atención a la dependencia (antes de titularidad pública y ahora privatizado y abandonado a las lógicas del negocio privado), las trabajadoras, mayoritariamente mujeres, cargan cientos de kilos, trabajan 35 horas semanales y cobran 750 euros. Durante la pandemia su sector fue uno de los más contagiados, a pesar de lo cual no se les reconoció la Covid-19 como enfermedad profesional, cosa que sí logró el personal de centros sanitarios.

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Film:Debout les femmes!