¿Interculturalismo, multiculturalismo o asimilacionismo?

La mezcla de personas de diferentes culturas en ciudades y pueblos lleva décadas siendo un reto para las políticas públicas sociales. Estas políticas, en su búsqueda de estrategias de cohesión y paz social entre la ciudadanía, basculan principalmente entre tres modelos de gestión de la diversidad cultural.

El modelo asimilacionista busca la uniformidad cultural, obligando a las minorías étnicas a adoptar el idioma, las normas y las señas de identidad de la cultura dominante, abandonando las propias.

El modelo interculturalista busca la convivencia entre culturas. Defiende que todas las culturas cuentan por igual, en una interrelación horizontal. Promueve que las personas de diferentes orígenes se mezclen y construyan su identidad desde el intercambio cultural.

El modelo multiculturalista busca la coexistencia entre culturas. Defiende que las personas culturalmente heterogéneas compartan un mismo espacio físico o geográfico, pero sin relacionarse entre sí. La diversidad se segrega (barrios italianos, pakistaníes...), sin intercambio con la comunidad históricamente local.

Inglaterra ha sido descrita en ocasiones como prototipo de este tercer modelo. Sin embargo, más allá del patrón teórico, las relaciones interpersonales entre vecinas y vecinos de culturas diversas también se gestan en el terreno de las emociones, a veces minado con racismo y odio xenófobo, y otras veces generador de una sociedad híbrida que avanza hacia la convivencia.

En el Reino Unido, el 13,8% de la población es de origen extranjero (India, Polonia, Pakistán...), sin contar a descendientes de quienes fueron migrantes, adalid de su multiculturalidad.

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Film:Ali & Ava