Violencia doméstica íntima es el término usado para designar, entre otros, los actos de violencia de una mujer contra un hombre en el ámbito de la pareja o expareja, en los cuales el hombre muere. En 2021, fueron 6 en el Estado español. Ninguno ocurrió en Euskadi. Dicho término no incluye los actos de violencia ejercidos por parte de un hombre contra una mujer, ya que estos últimos se contabilizan aparte, etiquetados como violencia de género.
Según el Observatorio Estatal que los registra, un porcentaje apreciable de dichos casos de violencia ejercida por mujeres es violencia de respuesta, en tanto que existían episodios previos de violencia del varón hacia la mujer. Si esta violencia de respuesta ocurre durante un episodio de maltrato por parte del hombre, en un juicio podría alegarse como “eximente de legítima defensa”. Existen otros actos de violencia diferida, en los que la mujer acaba con la vida de su agresor en un momento distinto al de la agresión, pero como acto defensivo frente a continuas agresiones repetidas en el tiempo.
Muchas de estas mujeres sufren el llamado Síndrome de la mujer maltratada o indefensión aprendida, que les impide abandonar al maltratador o buscar ayuda (argumento usado en los juicios para desestimar la legítima defensa, al entender que había alternativas distintas a la de acabar con la vida del agresor por las que no se decantaron). Por ello, sectores feministas proponen incorporar este síndrome a la construcción de un marco legal de legítima defensa adecuado para las mujeres víctimas de violencia de género.
En el tercer trimestre de 2022, 47.955 mujeres sufrieron violencia de género en el Estado español, 3.327 de ellas en Euskadi. En 2022, 49 mujeres perdieron la vida por violencia de género.