La República Islámica de Irán y su régimen teocrático dictatorial acaban de cumplir 44 años en el poder. Concretamente fue en 1979 cuando una revolución islámica, orquestada por grupos religiosos ultraconservadores y por el ayatolá Jomeini, puso fin a décadas de una Irán monárquica, occidentalizada, liberal. La victoria de aquella revolución supuso la reversión del país en una nación sin libertad, sin derechos sobre todo para las mujeres, con una policía de la moral capaz de asesinar a una chica por no llevar bien puesto el velo.
De hecho, así le ocurrió en septiembre de 2022 a Mahsa Amini, arrestada por contravenir el código de vestimenta impuesto por los ayatolás. Su muerte por torturas fue el detonante de protestas multitudinarias en el país, reprimidas por el régimen con miles de detenciones, e incluso penas de muerte, a manifestantes.
Esta represión no es de ahora; ha sido constante en este último medio siglo. Lo acreditan las vidas y obras de artistas como el cineasta Jafar Panahi, encarcelado por defender la libertad de expresión.
Y es que, por mucho que el Gobierno busque acallar las voces disidentes, cada vez es mayor la brecha entre el régimen y la sociedad, que ya no es la misma que hace 44 años. En un país joven como es Irán (su población tiene 32 años de media, según el Banco Mundial), la juventud y particularmente las mujeres se están rebelando, y no solo en las ciudades sino también en el ámbito rural, donde perviven costumbres y leyes atávicas como los matrimonios concertados. Son voces resistentes que dan la espalda a la República Islámica, enfrentándose a “esos osos” o amenazas fundamentalistas a las que están dejando de temer.
Film:No Bears