En los últimos años se han producido importantes avances en el reconocimiento, denuncia y condena de la violencia machista; y el más importante de todos, a nuestro juicio, la presunción de verdad de la víctima. Nos referimos a fenómenos como el “Me too” o “Sí te creó / Sinisten zaitut”, donde tanto la sociedad como los tribunales reconocen que el primer paso que se debe dar es proteger a la persona denunciante y no cuestionar su relato. Cabe la posibilidad de que alguno de los relatos sea falso, pero a nuestro entender, el cuestionarlos en sí es uno de los hechos que más dolor causa en el camino hacia la reparación integral.
En el caso de las personas torturadas, sin embargo, la actitud de la sociedad es muy distinta: "¡Por algo le habrán detenido! ¡Algo habrá hecho!". O el pensar que se trate de una estrategia el hecho de denunciar una tortura. Es lo que se escucha con frecuencia.
Hasta ahora, en nuestras creaciones, hemos estado volcados en la denuncia de la tortura, en mostrar el hecho en sí mismo. Esta vez, sin embargo, hemos puesto el foco en el derecho que precede a la reparación y a la justicia: el reconocimiento de la verdad
Amaia Merino & Ander Iriarte
Directora y director de Indarkeriaren oi(h)artzunak