La historia reciente de Serbia se remonta al fin de la 2ª Guerra Mundial cuando, en 1945, se refundó Yugoslavia como federación socialista compuesta por seis repúblicas (además de Serbia, Croacia, Bosnia y Herzegovina, Montenegro, Macedonia y Eslovenia) y dos regiones autónomas (Voivodina y Kosovo). El presidente comunista de esta federación, Josip Broz “Tito”, durante décadas contuvo unidos a los diversos grupos étnicos, pero a su muerte explosiones independentistas llevaron a la desintegración de Yugoslavia en la década de 1990.
En este periodo bélico, el presidente serbio Slobodan Milošević, apodado “el carnicero de los Balcanes”, trató de imponer la supremacía serbia en cualquier territorio donde hubiera población serbia. Su delirio ultranacionalista dejó a su paso 200.000 personas muertas, entre 2 y 3 millones de desplazadas e innumerables violaciones, torturas y desapariciones.
En 1996, en el contexto del frágil proceso de paz tras los Acuerdos de Dayton, se celebraron elecciones municipales en Serbia, Montenegro, Kosovo y Voivodina. El SPC, partido de Milošević, perdió los comicios en las ciudades más pobladas, incluida Belgrado. Milošević anuló las elecciones y, durante meses, cientos de manifestaciones populares denunciaron el fraude electoral y la corrupción de las élites gobernantes. A pesar de que las protestas fueron duramente reprimidas por las fuerzas de seguridad, Milošević se vio obligado a reconocer su derrota y tanto Belgrado como otras ciudades pasaron a ser gobernadas por la coalición opositora Zajedno.
Fue el comienzo del fin de Milošević. En junio de 2001 fue detenido y trasladado a La Haya para ser juzgado por crímenes contra la humanidad.
Fotografía: © KinoElektron - Easy Riders Films
Film:Lost Country