Según datos del INEG (Instituto Nacional de Estadística y Geografía de México), se calcula que 350.000 emigrantes parten cada año desde este país hacia Estados Unidos con la esperanza de mejorar las condiciones económicas de sus familias. El 53% de ese flujo migratorio se compone de varones de entre 24 y 39 años, en su mayoría procedentes del campo.
La emigración provoca la despoblación de las comunidades, que se ven despojadas de su principal mano de obra. Asimismo, conlleva la fragmentación y el desamparo de las familias que se quedan en el país de origen. Así, las mujeres se ven obligadas a asumir la responsabilidad y el cuidado del núcleo familiar y se produce también un sentimiento de soledad y desprotección en la infancia y en las personas de la denominada Tercera Edad.